sábado, mayo 26, 2018

Guillermo...



Como un anormal profundo caminaba por la calle con una pluma de ganso y un cristal en la mano. Tenía desde niño la visita de un fantasma con sonidos de huesos. No tenía amigos, sólo una montaña de comics y tres camellos de peluches. Se maquillaba los ojos y soñaba que tenía 21, aún cuando no era así. Geometría era su palabra favorita e hipotecaba las otras para conservarlas. Nadie lo entendía, ni siquiera él se entendía a sí mismo. Tenía un pez en una pecera laberinto al que llamaba Fauno. El asunto de la resurrección no le era ajeno. Una vez se golpeó en la cabeza y vio a San Pedro que le gritó :¡Vuelve! y él volvió manso como un corderito.













1 comentario :

José A. García dijo...

Corderito que aprendió a seguir órdenes...

Saludos,

J.