La sirena todas las noches soñaba con su amor marinero enredado entre las olas.
.El marinero todas las noches soñaba con la sirena; se preguntaba como estar -->ía al horno...
día lloviendo ranas, un aguacero croanteque llenó de un verdor inusualtodo el paisajedelante de mi ventana.Charquitos de ranas,ranas en los tejados,ranas deslizándose por los cristales,ranas sobre los paraguas...Ranas y más ranas por doquier.
Probablemente, después del aguacerohabrá más príncipes sobre la tierra.
Yo quisiera que todas mis palabras te arrastraran a mí, que fuesen el anzuelo sutil que fondeando el desierto te trajeran a la puerta de mis ojos para perderme en los tuyos. Dulces, tiernos, ojos de alma noble, que sabe mirar.
. Yo quisiera anclarme en la comisura de tus labios,
justo donde acaba tu sonrisa
y abrir ahí una carpa para que no me deslumbre
la luz de tus palabras.
Arrastradas,
pronunciadas
con la lengua antigua
de los viejos pobladores del desierto. . Yo quisiera querer, y por querer querría quererte como se quiere al alma compañera que en otras vidas nos acompaño en el camino. Pero estas tan lejos que ni siquiera sabes del perfume de mis sentimientos, de este aroma de almizcle que destila mi alma cuando piensa en ti.
Me gustaría leer uno de los poemas que me arrastraron a la poesía. No recuerdo ni una sola línea, ni siquiera sé dónde buscar. Lo mismome ha pasado con el dinero, las mujeres y las charlas a última hora de la tarde. ¿Dónde están los poemas que me alejaronde todo lo que amaba para llegar a donde estoy desnudo con la idea de encontrarte?
* * * *
Palabras prestadas de Leonard Cohen con imagen de Ahmed Hafiene en el cortometraje "Une saison entre Enfer et Paradis" de Mourad Ben Cheikh.
Hoy un ángel se ha caído del cielo, lo he encontrado sentado en la acera lamiendo sus heridas. Estaba despeinado y con las alas sucias, daba penita verlo, me he acercado a él y le he dicho: -“El cielo está lleno de aprendices de Icaro”- logré con ese tonto comentario sacarle una sonrisa. Al hacerlo me ha mostrado la ausencia de un diente que debía andar debajo de algún coche estacionado. He sacado del bolso un par de tiritas y le he atado mi pañuelo en la cabeza para que no le suba el chichón nazareno que lleva en la frente. Le he invitado a subir a casa, le he hablado de mi balcón amplio y de la altura que me separa del gris asfalto, lo he convencido de que era el lugar ideal para que tome impulso y remonte el vuelo. No necesité insistir demasiado, me siguió como un corderito, estaba tan nervioso con sus magulladas alas recién estrenadas que seguía provocándome ternura. Le he dicho: “Tú tranquilo, que nadie nace sabiendo” y esas resultaron unas palabras mágicas porque después de pronunciarlas el angelote se lanzó con determinación al vacío, pero aúntuvo tiempo de decirme adiós con la mano donde le puse las tiritas. Iba trastabillando en el aire, un puro vuelo a trompicones, ni un polluelo en su primer díade practicas se habríavisto tan apurado. Se puso a bracear en el aire como si estuviese haciéndo unos largos en la piscina, se chocó con una gaviota que creo que se molesto bastante, a decir por el modo en que lo persiguio por un rato, esquivó a lo justo una antena parabólica pero, allá a lo lejos lo vi enredarse con unas sábanas tendidas en una azotea y, definitivamente, le perdi la pista. Y ... ¡es que para todo se necesita practica , hasta para ser un ángel!