El amor de tus hijos
La mirada cómplice y cargada de dulzura
El roce de una piel amante
Hacer un plan común
Pasear de la mano
Llorar juntos en el cine
Una sonrisa confiada
Aburrirse un domingo compartiendo sofá al compás de la lluvia en los cristales
Juegos
Besos
Arrumacos buscados
Un plan de vacaciones
Una hija feliz
Un hijo seguro
Su confianza
También la de ella
Que el miedo pase de largo
Amar
Vivir arropado por el manto de la tranquilidad
Levantarse sabiendo que las pesadillas se quedaron en la inconsciencia del sueño
Darse cuenta de que hay quien desea que amanezca y tú estés ahí
No tener que fingir lo que nunca serás
Comprobar que el tiempo empuja en el mismo sentido que vosotros
Compartir un dolor para que se divida y pese menos
Unirte en la comunión de la risa
Aprender que todos tienen derecho a decir no
Ser consciente de que ser igual nunca es ser menos
Y que ser más fuerte no significa: yo te puedo
Disfrutar del respeto para disfrutarte a ti mismo
Y darte dignidad para que puedas sacarla cuando sea menester
No obligar a mentir
No tener que mentir tú por haber obligado
Aprender a quererte
Saber que las personas no tienen dueño, no se poseén, y sentirte así orgulloso de que alguien haya decidido que eres tú a quien quiere a su lado.
Saber que nadie puede tomarse la injusticia por su mano
La tranquilidad de no tener que culpar
La tranquilidad de no sentirte culpable
Dejar vivir para saber vivir contigo
Sentirse amado porque sabes amar
Preguntar en la intimidad a tu conciencia y no tener respuesta
Saber aceptar para que te acepten
Escribir un futuro
Que tu historia se pueda contar
Envejecer juntos
Arruga contra arruga
Poder miraros una vez y otra vez sabiendo que ambos os estais diciendo te amo
Un final feliz
Todo esto os perdeis, malditos maltratadores.
Texto:Juan Luis Cano