La soledad es quizá
el momento más ruidoso del día:
callan los de fuera,
vuelven los de dentro.
...Hay personas que son CASA,
porque no hay palabra más bonita.
Pues tú eres CASA,
con todo lo que hay dentro,
eres salvamento,
eres calma,
eres paz
y eres hogar...
Me dio un abrazo corto,
pero intenso,
de esa clase de abrazo que se siente
hasta en las uñas de los pies,
un salto mortal hacia la vida,
una caricia incandescente
de esas que no duran
pero que queman,
algo repentino y fugaz,
un abrazo que podría darse sin brazos,
porque pertenece a la categoría del conjuro
y no a la escala de los achuchones.
Recibir un abrazo así,
de cuando en cuando,
es una prueba irrefutable
de que la vida a veces te regala
argumentos contra la soledad.
(Luis Alberto de Cuenca)