Hoy quiero hablaros de "El baño del Papa". Una joyita cinematográfica, toda una lección de vida. Una peli que toca profundamente el alma ya que cuenta una historia real que habla de superacion y de la busqueda de los sueños, de las esperanzas que se depositan en dicha busqueda y en el trabajo duro que se realiza por tratar de alcanzarlos. Es una peli sencilla que emociona, que demuestra nuevamente que con pocos recursos se puede hacer una fantástica película. Las actuaciones (donde también hay actores del propio pueblo de Melo que no son profesionales) son magistrales y la música no pudo ser mejor. En definitiva, quiero hablaros de una película pequeñita que narra una GRAN historia.
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Lo que cuenta:
Uruguay, año 1988. Melo, una pequeña ciudad ubicada en la frontera con Brasil, espera la visita del papa Juan Pablo II. Se empieza a hablar de cifras: llegarán cientos de personas; no, miles, algunas fuentes bien informadas hablan de 50.000 visitantes. Los habitantes, pobres en su mayoría, saben lo que significa: 50.000 peregrinos querrán comer, beber, querrán comprar banderas de papel, recuerdos, medallas conmemorativas... Llenos de entusiasmo, más que la bendición divina, lo que esperan es conseguir una pequeña parte de felicidad material.
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Beto, un contrabandista de poca monta, está convencido de haber dado con el mejor negocio de todos: “el baño del Papa”, donde miles de peregrinos podrán aliviarse. Que los otros se encarguen de freír montañas de chorizos y hornear bollos, él se hará rico con residuos humanos. Pero antes de poder construir el retrete, Beto se mete en un lío. Llega casi a agotar la paciencia de su estoica y siempre optimista esposa Carmen y decepciona a Silvia, su hija adolescente, que sueña con trabajar en los medios de comunicación. Beto debe incrementar sus arriesgados y duros viajes al otro lado de la frontera. Deja de lado su gran sueño: comprarse un ciclomotor. Incluso pierde su bien más querido, su bicicleta, con tal de hacerse con la clave de su templo de residuos y riqueza: la taza del váter. Pero está decidido a llegar a tiempo para el acontecimiento divino.
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Beto, un contrabandista de poca monta, está convencido de haber dado con el mejor negocio de todos: “el baño del Papa”, donde miles de peregrinos podrán aliviarse. Que los otros se encarguen de freír montañas de chorizos y hornear bollos, él se hará rico con residuos humanos. Pero antes de poder construir el retrete, Beto se mete en un lío. Llega casi a agotar la paciencia de su estoica y siempre optimista esposa Carmen y decepciona a Silvia, su hija adolescente, que sueña con trabajar en los medios de comunicación. Beto debe incrementar sus arriesgados y duros viajes al otro lado de la frontera. Deja de lado su gran sueño: comprarse un ciclomotor. Incluso pierde su bien más querido, su bicicleta, con tal de hacerse con la clave de su templo de residuos y riqueza: la taza del váter. Pero está decidido a llegar a tiempo para el acontecimiento divino.