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Hace una semana, ojeando la prensa sin mucho interés, tropecé, como quien no quiere la cosa, con una imagen que me enterneció. Muchos ya sabeis sobre mi debilidad por las aves, así que cuando me encontré con esta foto, la ternura me subió a la dermis a modo de chaqueta...
La instantánea, tomada en una reserva natural de Hampshire, en Gran Bretaña, muestra a cuatro crías de cárabo, abandonadas por sus respectivas madres, en torno a una mamá de peluche adoptiva que suple de algún modo la ausencia de las verdaderas. Lo que la naturaleza ha robados a estos pequeños buhitos, la mano del hombre se lo ha tratado de devolver.