Te fuiste como llegaste, por sorpresa...
Has estado con nosotros tres años, tres años que nos ha sabido a poco... Nunca conocimos tu edad y nunca la sabremos. El azar, el destino, la vida nos unió y eso era lo único importante. En este tiempo juntos nos llenaste de felicidad, alegría y cariño, y nos brindaste tantos momentos bonitos que te lo tengo que agradecer. Siempre me pintabas la sonrisa y me brotaba el amor a raudales con tu ternura, eras un ser adorable y especial, una bolita de afecto, un ángel de colores vibrantes, un regalo maravilloso, una auténtica bendición. Nos queda tu recuerdo y la suerte de haberte podido cuidar, conocer y querer, porque... ¡cómo te hemos querido! ¡cómo te has hecho querer...! Como digo nunca sabremos tu edad, ni tu nombre, nosotros te dimos uno y me consta que te encantaba. Elegiste a Ramón como tu salvador cuando andabas perdido por la calle, tuviste buen ojo en tu elección, estabas destinado a estar con nosotros, llegaste a casa y te convertiste en mí tesorete perdido y bonachón, siempre afable, siempre bueno, amante de las pipas y la música, imitador de los mirlos, cantante tímido que desplegabas tus trinos cuando te creías a solas. Te gustaba que te contara historias, que me inventara la tuya, que te cantara canciones, que te mirara todo el rato y te prestara atención y si no lo hacía me dabas toquecitos con el pico para recodarme que estabas ahí, siempre receptivo, siempre presente, siempre adorable. Hoy hace una semana de tu partida y te extrañamos tanto que duele, te vamos a recordar siempre y no te vamos a olvidar nunca...¡Fuímos muy afortunados por tenerte!
Te adoro Kay Kay...
Vuela alto mi gordito bello...
Mi tierno bebé hermoso...
Vuela, vuela, vuela...
Kay, Kay, Kay...