No hay fórmulas secretas para encontrar la felicidad, no valen los mapas, ni las brújulas en esta empresa. La felicidad no brota en las macetas, ni se toma en infusión, no se compra por unidad, ni aparece apretando un botón. La felicidad es un estado del espíritu, no es más feliz el que más dinero tiene, si no aquel que tiene un alma rica y aprende a mirar la vida de otro modo, hallando sin lupa los pequeños placeres. La felicidad está compuesta de instantes, algunos fugaces y otros que duran un mayor espacio de tiempo, la mayoría perecederos, aunque su recuerdo nunca caduca. No existe la felicidad eterna y si alguien la disfruta lo tachan de loco o tonto. La felicidad son pinceladas y hay que estar atento, dispuesto con tu lienzo en blanco, para recibir un brochazo de color en tu vida sin dejarlo pasar de largo. La felicidad tiene una amplia gama de tonos, cada cual lo ve de su color y bajo su prisma, para cada uno tiene un significado. A veces es una sonrisa, otras una mirada al entorno seguro, otras el calor de familia, una visita anhelada, el amor en estado puro, un descubrimiento, una meta cumplida, un momento plácido, una recuperación, recibir un premio, una vida que llega, el color de las estaciones...¡Tantas cosas! Hay tantas formas de ver y entender la felicidad como tantas para dejarlas pasar de largo. Abre los ojos, agarra tu lienzo de vida y busca las pinceladas del color que quieras.
Texto: Bohemia
Imagen: Huluvu