Un almuerzo, una mujer, un pequeño y un televisor vomitando publicidad:
.
"Compre ESTO, use ESTO, con ESTE producto la vida le irá mejor, será más delgada con ESTO, más feliz con ESTO, más admirado con ESTO otro...¡Compre, compre, compre...!"
.
De repente en la pantalla aparece una niña color de barro que los mira detrás del cristal. Se ve a leguas que es pobre, viste harapos y está sucia, al fondo se observa un poblado con chabolas, es un paisaje árido, color sepia, seco, perdido en cualquier rincón del mundo. Aún así los ojos de la pequeña brillan de un modo especial. El anuncio solicita ayuda, pide colaboración, participación, porque esa niña, como tantos otros pequeños en el planeta no tiene nada, sólo la mano áspera de la pobreza. El niño abandona la cuchara en silencio y, como hipnotizado, se planta delante de la televisión, contemplando el rostro de la niña que lo mira sin verlo. A su vez, la madre lo contempla a él con curiosidad, conmovida, expectante a la espera de alguna reacción. Tras un intenso silencio el niño finalmente toma aire para decirle a la estática niña de la pantalla:
.
"Yo lo tengo todo".
.
La madre se lleva las manos a la cabeza y se siente sin sangre en el cuerpo, igual que una figura de escayola, mientras se cuestiona con mucho pesar si parió a un "pobre" hijo sin corazón...
.
Texto: Bohemia
Foto: Fraughtuk