Estamos
en el comedor estudiantil de una universidad alemana... Una alumna
rubia e inequívocamente germana, adquiere su bandeja con el menú, en el
mostrador del autoservicio y luego se sienta en una mesa... Entonces
advierte que ha olvidado los cubiertos y vuelve a levantarse para
cogerlos... Al regresar, descubre con estupor que un chico negro,
probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y
está comiendo de su bandeja...
De
entrada, la muchacha se siente desconcertada y agredida... pero,
enseguida corrige su pensamiento, y supone que el africano no está
acostumbrado al sentido de la propiedad privada, y de la intimidad del
europeo... o incluso, que quizá no disponga de dinero suficiente para
pagarse la comida, aún siendo ésta barata para el elevado estándar de
vida de nuestros ricos países...
De
modo que la chica decide sentarse frente al tipo y sonreírle
amistosamente. A lo cual el africano contesta con otra blanca sonrisa...
A continuación, la alemana comienza a comer de la bandeja, intentando
aparentar la mayor normalidad y compartiéndola con exquisita generosidad
y cortesía con el chico negro...
Y
así, él se toma la ensalada, ella apura la sopa, ambos pinchan
paritariamente del mismo plato de estofado hasta acabarlo y uno da
cuenta del yogur y la otra de la pieza de fruta... Todo ello trufado de
múltiples sonrisas educadas, tímidas por parte del muchacho, suavemente
alentadoras y comprensivas por parte de ella...
Acabado
el almuerzo, la alemana se levanta en busca de un café... Y entonces
descubre, en la mesa vecina detrás de ella, su propio abrigo colocado
sobre el respaldo de una silla y una bandeja de comida intacta...
12 comentarios :
Me encanta, además Rosa Montero la tengo entre mis escritoras favoritas.
Buen domingo.
Besitos
Este es el cuento de las galletitas en el aeropuerto, cuento de Jorge Bucay. Habría que ver la fecha para ver quién es el plagiador :) Una historia para pensar.:)
besos
Bonita historia, por su sencillez y todo lo que aún así transmite.
Buenísimo!!! Abrazos.
Ey!!! Buena historia!!! Me suena a otra que ya conocía, pero es lo mismo, me ha gustado mucho!!!
Un besito
Sencillamente genial!
Como podemos complicarlo todo... y mira que es sencillo...
un saludo
Como podemos complicarlo todo... y mira que es sencillo...
un saludo
Como podemos complicarlo todo... y mira que es sencillo...
un saludo
Como podemos complicarlo todo... y mira que es sencillo...
un saludo
Una equivación puede cambiar el rumbo de muchas cosas.
:-) He leído alguna vez a Rosa Montero y me gustó mucho.
Un besito Bohe
Una hermosa historia y una tremenda lección.
Besos !
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