Hace muchos años tuve por amiga a una rata glotona, una rata gris de cloaca, sorprendentemente lista y de gustos culinarios variados. Frente al balcón de mi casa, cerca del aparcamiento, había una alcantarilla y una noche, de esas noches de busquedas de estrellas, varié la trayectoria de mi mirada y en lugar de otear el cielo, observé la tierra y justo fue cuando vi la cabeza de una rata gris, de un tamaño considerable, saliendo de ella. Movía sus bigotes, husmeaba el exterior, tomaba el aire cautelosa a sabiendas de los peligros que existían fuera. La llamé como si fuera un perrito y la rata miró hacia arriba, nos observamos largo rato, ella no se iba y yo tampoco, ambas con medio cuerpo en el exterior nos sentimos en cierto modo atraidas, nos movía la curiosidad. Parecía cómoda con la conversación no verbal y yo me sentía fascinada observándola, se me ocurrió que podía tener hambre así que fuí al frigorifico a por provisiones y le lancé varias rodajas de mortadela que cruzaron la noche como dos frisbys rosados. La rata más contenta que unas castañuelas se comió el embutido y se quedó esperando por si la lluvia de mortadela se repetía, cuando comprobó que esta había amainado se fue a su casita y adiós muy buenas. Durante varios días la rata me buscaba, y reconozco que yo también la buscaba a ella, más o menos a la misma hora la rata sacaba medio cuerpo afuera y miraba hacia mi balcón, y a mí como me hacía gracia mi amiga ratonil, cada día le lanzaba algún refrigerio: fruta, galletas, verdura, queso... Cada día más lustrosa y lozana la rata me buscaba, pero esa amistad duró hasta que mi madre descubrió mi nuevo hobby de cebar ratas a distancia y me riñó por tirar comida a la calle, bla, bla, bla... Ahí se rompió esa relación secreta. Reconozco que a veces pienso en ella y en lo graciosa que me parecía, la recuerdo relamiéndose los deditos y atusándose el bigote, igual hoy, en este mismo instante, le está contando a sus hijitos, allá en el submundo, que hace muchos años, una niña humana con ojos de gato, le hizo descubrir un mundo de sabores nuevos...
Texto: Bohemia
Fotos: Diane
36 comentarios :
Debías ser una niña muy generosa y si las ratas son listisimas.
Muchas ratas al ingresar a algún lugar nuevo para ellas (nuestras casas por ejemplo) hacen un mapa mental del lugar y es por eso que al cabo de 2 o 3 entradas más se conocen nuestra casa como la palma de su pata y saben mas fácilmente donde encontrar directamente el alimento. Hablando de comida, cuando una rata ha consumido alimento va hacia otras ratas y al acercarse a ellas éstas sienten el olor de lo último que la rata comió, por lo tanto una rata nunca va a comer algo que otra rata no haya probado antes. Por eso que es tan difícil controlar las grandes sobrepoblaciones de ratas solo con veneno para ratas ya que estas se pasan la información de unas a otras sobre que alimentos comer y cuales no. De igual manera, cuando una rata muere, se acercan a olerla y así detectan a que olía lo último que comió esa rata para no consumirlo ellas.
Saludos
German
Ya decía que alguien se comías las viandas en la despensa...
jajajaja
Saludos y un abrazo.
Bohemia, eres genial. Seguro que formas parte de la memoria colectiva de toda una población de roedores de la eterna Gades.
Una historia preciosa. Y, si me permites la observación, tu madre fue un poco cruel. Snif.
Besitos.
ayyyyyyyyyyyy a mi las ratas me dan mucho asquito, miedo y escalofríos!!!!
Rossie Crespo
que bello, que dulce suena esa amistad
.
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un abrazo
De niña hice algo parecido con un ratoncillo de la calle y fui una gran incomprendida. Y ahora... pues mira, cuando llevo comida a los gatos de la playa y están llenos, pienso que las ratas también tienen sus derechos. Incomprendida, lo que yo te diga... bueno, a ti no :)
Un besito
Quizá aquella rata iba de paso, su nombre era Remy (Ratatouille) llegó a Paris, se hizo gourmet y como ya sabemos con el tiempo fundó su restaurante. Y todo gracias a tu variedad de alimentos...
Besos
es extraño q una rata quiera tanto a una humana con rasgos gatunos, jaja, lo q logra hacer un trozo de comida :D
besitos
Una rata bien gourmet. Hermoso recuedo!!! Abrazos.
Y es que en las conversaciones no verbales se dice todo sin abrir el pico... nada.
Ah, no! Esa rata tenía un nombre: Firmin!!!
Precioso el último parrafo.
Bss.-
Las ratas me dan asco, lo confieso, pero la historia me parece de una gran ternura.
Besos
Breve y dulce relato, me hace un poco de ruido la repetición de la palabra alcantarilla al inicio del texto, el resto muy bien.
Saludos desde la casa del simio!
Qué historia tan graciosa, normal que te buscara, con ese menú, quien sabe a lo mejor de ahí viene la película de la ratita cocinera, jejeje. Un beso
Estoy convencido. De hecho, se ha convertido en una rata gourmet que come sólo comida selecta. No sólo te recuerda por tus ojos de gata cómplice. También añora la delicia de esperarte a una hora concreta, con la ilusión más allá de la comida, de saber que puede volver a verte. Un beso.
Pues sí que era lista la rata. Y, traviesa la niña:)
Besos
Yo tuve un amigo político. Se le parecía mucho.
Un abrazo
MMMM que bueno compartir la comida.... y esos pequeños ritos que recuerdan al principito...
Besos
MMMM que bueno compartir la comida.... y esos pequeños ritos que recuerdan al principito...
Besos
Que hermosa historia. Yo nunca tuve un amigo roedor, pero imagino que es una relación extremadamente especial :)
Gracias por compartirlo con nosotros.
Esas son las pequeñas anecdotas que hacen de la vida algo sencillo, pero maravilloso...
Me encanta...
Jajaja! Qué tierna historia! Por qué demonios no podemos seguir mirando el mundo con la misma mirada que lo hacíamos cuando eramos niños? Con razón nos miran raro la gente pequeña...
Cuando leo estos relatos, me siento que soy una niña atenta escuchándote. Y después me duermo contenta.
Abrazo tus letras princesita.
Has hecho sublime algo insignificante aparentemente. Miraste y no fuiste indiferente. Estebleciste una relación cuando todo indicaba que era absurdo hacerlo...
Nunca pensé que una rata me alegraría la mañana y que una extraña despertaría ternura en mi.
Gracias
:)
http://kutambarara.blogspot.com/2010/08/proxima-reapertura-de-kutambarara.html
http://www.youtube.com/watch?v=6w0BB6oY2iY
:)
Jajajaja, me encanto, no la volviste a ver?. Yo hize algo parecido con una gata de la calle hace ya la tira de años.
Abrazos
Hacía mucho tiempo que no venía por estos lados. Me quedaré un rato leyéndote. Excelente historia.
Un abrazo.
He vuelto. Hoy a mediodía, deambulando casi a la deriva, me preguntaba "¿Dónde está la magia del día?". Y la encontré leyéndote por un buen rato. Anoté, por añadidura, el nombre del libro "La rueda de la vida", de Elisabeth Kübler-Ross.
Gracias por este pequeño milagro de un día jueves 12 de agosto en que, a lo vagabundo, caminé por calles solitarias, parques y a orillas del río Mapocho de Santiago de Chile.
Un abrazo.
Bo, eres una auténtica joya...
(Vamos, ya lo sabía, pero cada día me sorprendes).
Un beso.
Eres tierna Bohe...te confieso que nunca me gustaron las ratas, pero este recuerdo es genial y bueno...a la distancia del animalito quizà adoptarìa uno...
Durante mucho tiempo, de joven, crie una rata. Era hembra y me dijo que se llamaba Barbas...
Un día, por la ventana, se coló en gato... Me dijo que se llamaba Lupo y era un animal de ojos tristes.
Por aquellos tiempos, cierto día, dejé de a Barbas...
Desde entonces, crio a Lupo...
Un abrazo, amiga
estoy segura de que esta amiga rata... es enos rata que otras personas que pululan por el mundo..
y si no..
quien no conoce alguna persona rata?
ay si yo te contara....¡¡¡
un abracico niña...
le paso a mi hija este post...
le va a gustar..+
ella alimenta hasta a las moscas...
ains...que niña...¡¡¡
:-)
Acabo de llegar a tu blog y me quedo¡¡¡ Me ha encantado tu historia con la rata y todo lo demás. Gracias por el gran rato que me has hecho pasar. Un abrazo¡¡ Estas invitada a mi blog.
Seguro que sí, que ella no se olvido de ti. Besos
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