La cicatriz interna de tus costillas rotas.
La luz que encandiló a tu rojo...
taco de sangre que se detuvo para empinarte.
La broma del tiempo y sus relojes.
Las flojas y predecibles cuerdas
que hacen equilibrio
bajo la colorida carpita de mis neuronas,
con sus argumentos de varas, balanzas y patrones.
La distancia construida
a fuerza de tanta cercanía.
La inercia que nos empuja a empujarla,
para que tenga razón en el movimiento la muerte
y así no exista....
El temor del miedo a
que este otro corazón lo sienta y se retracte.
Este respirar de a pasitos,
fobia a la sal,
a la orden de no volver a entrar
o a no mirar atrás
y ver a la libertad convertida en estátua.
Este saber, o intuir de que se trata todo.
Este adivinar las apuestas,
de tanta memoria mal recordando.
Esta maestranza del asombro,
esta guerrilla antirutinas adiestrada.
Este vivir como se sueña
o al menos intentarlo.
Este seguir encaramando andamios.
.
.
Texto: Niñito Irlan