sábado, octubre 28, 2023

Hogar...


 

Cierra los ojos y piensa en tu hogar...¿de qué está hecho? ¿qué imagenes llegan a tu cabeza? El hogar no es una dirección, no lo forman metros cuadrados, distritos postales o barrios más o menos prestigiosos. El hogar es un conjunto de sensaciones y recuerdos y es un concepto que existe solo en nuestro interior. Es el tacto de esa colcha en tu cama de 90 en la que seguiste durmiendo con treinta años cuando volvías a casa cada Navidad. Es la visagra de ese secreter donde hacías los deberes y que siempre ha chirriado. Es el olor del jabón de tu abuelo, de las torrijas de tu madre, son las marcas en la puerta que te recuerdan que tus hijos crecen demasiado rápido. No resulta sencillo entender nuestro própio concepto de hogar, pero...¿cuanto nos cuesta comprender el del otro?

Algunos hogares los idealizamos porque tiene una historia más grande que su realidad, cada día una decena de turistas se llevan una decepción cuando van al Chelsea Hotel y ven que lejos de ser un paraíso lleno de glamour, sus habitaciones están decoradas con grietas, manchones y cucarachas. Pero, ha sido y sigue siendo, el refugio de muchos a los que no les importó vivir entre goteras si quello significaba libertad. Otros lugares nos cuesta asociarlos al concepto de hogar porque vemos sólo su estructura y no el calor que consiguen crear. Town Square puede parecerte una especie de micropolix o de Disney World aseptico, pero hay personas que encuentran en sus calles paz e identidad y esas dos cosas juntas les hacen sentirse en casa.

¿Y que decir de lugares como Kabul? Pobres, que horror tiene que ser vivir ahí, pensamos viendo las noticias. Y lo es, horrible, pero eso no significa que sea facil abandonarlo, porque en la huida esas personas dejan atrás parte de quienes son. Los que sobreviven han de empezar sin raíces y levantarse y crecer sin nada que te aferre es tremendamente dificil. Nadie abandona su hogar, nadie escapa con lo puesto, ni se agarra a la escalera de un avión si tiene alternativas. Se llama desesperación, conviene siempre recordarlo.