Una mariposa blanca
Me miró a los ojos
Una mariposa blanca
Me miró a los ojos
Los seres humanos carecemos de buenos espejos.
Es muy difícil para cualquiera mostrarnos cómo se nos ve,
y para nosotros mostrar a cualquiera cómo nos sentimos.
Por fin. La desconocida subía siempre en aquella parada. “Amplia
sonrisa, caderas anchas… una madre excelente para mis hijos”, pensó. La
saludó; ella respondió y retomó su lectura: culta, moderna. Él se puso de mal humor: era muy conservador. ¿Por qué respondía a su saludo? Ni siquiera lo conocía.
Dudó. Ella bajó. Se sintió divorciado: “¿Y los niños, con quién van a quedarse?”.
(Andrea Bocconi)
Cuanto más sola está una persona, más solitaria se vuelve. La soledad va creciendo a su alrededor, como el moho. Un escudo que inhibe aquello que podría destruirla y que tanto desea. La soledad es acumulativa, se extiende y se perpetúa por sí misma. Una vez que ese moho se incrusta, cada vez es más difícil arrancarlo.
Texto: Juan Gómez Jurado
El hombre que amé se ha convertido en fantasma. Me gusta ponerle mucho suavizante, plancharlo al vapor y usarlo como sábana bajera las noches que tengo una cita prometedora.
(Patricia Esteban Erlés)
Con una mueca feroz, chorreando sangre y baba, el hombre lobo separa las mandíbulas y desnuda los colmillos amarillos. Un curioso zumbido perfora el aire. El hombre lobo tiene miedo. El dentista también.
todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles
Texto: Mario Benedetti
Imagen: Picasso
El bosque seguía muriendo y los árboles seguían votando al hacha. Ella era inteligente, los había convencido que por tener el mango de madera, era uno de ellos...
Apostados cada uno en una esquina de la cama le veían cada noche rezar y dormir. Una vez quisieron mostrarse. El niño rompió a gritar y su madre trató de convencerlo de que los monstruos no existían. Ellos bajaron la cabeza avergonzados, y ocultaron su fealdad tras sus alas.
Incapaz para la acción, su vida fue un continuo sopor, salpicado de siestas y breves cabezadas, sólo interrumpido por las horas del sueño nocturno.
Texto: David Roas
Imagen: Carolus Duran
Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto.
...Golpean a la puerta.
Con el tiempo el príncipe ha engordado debido a la gula, el alcoholismo y la fiesta permanente. Ahora tiene una barriga gigantesca y una papada descomunal. Las piernas raquíticas apenas son capaces de sostenerlo. Hipa constantemente producto de una borrachera consuetudinaria. "Dios mío" se dice con amargura la infanta, "ha terminado por convertirse en un sapo, igual que al inicio". Y concluye que la historia es circular.
Texto: Diego Muñoz Valenzuela
Imagen: Vecteezy
Me gustan las ojeras de tus ojos de no dormir por estar aprendiendo. Me gusta tu cabello sin arreglar, porque tienes mejores cosas que hacer. Me gusta que te quejes, porque se nota que piensas por ti misma. Me gusta que te vistas como quieres, porque sabes que tienes el derecho a hacerlo. Me gusta que luches por lo que consideras que es correcto, no eres domesticada, y es eso lo que más me gusta.