Cuanto más sola está una persona, más solitaria se vuelve. La soledad va creciendo a su alrededor, como el moho. Un escudo que inhibe aquello que podría destruirla y que tanto desea. La soledad es acumulativa, se extiende y se perpetúa por sí misma. Una vez que ese moho se incrusta, cada vez es más difícil arrancarlo.
Texto: Juan Gómez Jurado
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