Golondrinas y pensamientos...

 

 Escucho a las golondrinas, bulliciosas, alegres, incansables, parecen colegiales en el patio de la escuela, jugando con esa energía eléctrica propia de los más pequeños... Al final de la tarde las golondrinas salen al recreo y disfrutan en el trocito de cielo que está delante de mi balcón, ese que a veces se pinta de un rosa ácido y otras se motea de nubes que cuelgan sin hilos. El mismo que a veces se queda limpio y símplemente luce azul como el fondo de una piscina gigantesca donde las golondrinas hacen largos... Las escucho y viajo hacia atrás en el tiempo, cuando era una niña que esperaba junto a su madre el autobus de regreso a casa y en la céntrica plaza, junto a la iglesia, las golondrinas gritaban que había llegado la primavera mientras iba cayendo despacio la noche. Verlas me alegraba y estoy convencida que a ellas ser vistas también... Las voy oyendo cada vez más lejanas, mientras la luz de este día también se aleja y entiendo porque Becquer logró escribir algo tan bonito sobre esas golondrinas que él prometía que volverían a anidar en mi balcón...

Texto: Bohemia

Fotos: M.Kotek

Tauzero