Testigos del infinito a ratos desfigurado. Dueños de la brisa que les pinta de sal. Sueñan con el día en que una luz, igual de potente, se pose en sus focos en señal de respuesta...
Estuve el verano pasado, yo creo que de tanto entender la belleza que le rodea cree no entender. Nunca mis retinas nadaron por tan bellos atardeceres, los guardo como calmas increíblemente importantes (y las tortillitas de camarones también jejeje).
Por ciertoooo, tú si que me encantas!!! es magia en mi tiempo pasar por este tu rincón. Muaksssssssssss
yo conocí a cierto hombre, un hombre extraño. cuidaba cada día y cada noche la luz de su faro un faro en la medianía que no indicaba mucho, un faro pequeño para embarcaciones de poco nivel y pueblos oscuros de pescadores. allí, en su isla, él intercambiaba con su faro las sensaciones esperando cada día cada noche, esa otra luz que no vigila la persecución de algún objeto, esa otra luz que no ilumina nada, otra luz reflexiva, que cruza hacia adentro, la distancia entre el puerto seguro del sitio y el ojo que mira volver, por encima y transparente, la ilusión provisional que se eterniza: esa curva del ser tendido junto al faro sin precaución ni límite, para ser o tener lo que imperfectamente somos. nada más, que soñar lo que sueñe y estar donde está sobre las quietas aguas y apagarlo todo en el cuadro de un día y ser nuevo otra vez hacia la madrugada junto al faro pequeño y perdido de Aspinwoll sin siquiera imaginar que existe algún deseo fuera de desear la breve luz que cae, anocheciendo, sobre las quietas aguas y los sonidos muertos ya de aquellas olas, que en otro tiempo, fueron su pasión: su dolor; de gozar y sufrir; un refugio sincero. como el guardafaros de Aspinwoll, sólo en su faro, yo me quedé dormida, a pesar de la intensa luz que cae y sobresale por encima del tiempo, a pesar de la lluvia golpeando el espejo de los peces blancos, a pesar de aquella luz espiritual que era su alma, yo me quedé dormida entre el puerto y la luz, sin comprender: quería, sólo quería un tiempo más para volver aprendiendo, no sobre la resaca de la conmiseración donde atan su mástil los desesperados; no la fortuna auténtica de vivir sin saber; sin darse cuenta; no la luz provisional que se eterniza y finge lo que seremos o el miedo de poseer la realidad opaca, intrascendente. yo quería la vida sólo por el placer de morir; sobre las quietas aguas junto a los peces blancos y estaba impaciente porque sucediera todavía: la reedición de mi inconsciente para que alguien hallara allí lo no tocado, la otra voz, no de este ser intermediario, un cuerpo para medír las grietas bajas, un cuerpo para la violación de un yo impracticable: yo me quedé dormida, inconsecuente, en la imaginación de ese ser otro en la distancia, suficientemente avanzada para tener iluminación propia en Aspinwoll, pero fracasada también, oscurecida, como el guardafaros sobre las quietas aguas de lo que imperfectamente somos, en la medianía de un faro que no indicaba mucho, a través de la lluvia cálida y real de lo imposible.
soy Fela. no te conozco. este cuerpo con que vendré no es mío. la aparición será otra cosa: como despeñarse, una avería, un silencio. y si pierdo? o si gano? o si atravieso el foso vertical?
me acerco a los animales como únicos sobrevivientes maravillados con el ocio de la luz y estos pastos vacíos que atravieso con horror y llamándolos. me acerco. adónde van, adónde van todos? buscando dónde asir lo que hubo de cierto y sin espejismos del desastre de ser como únicos sobrevivientes los plumajes, los picos, las apariciones constantes del faro en su vértigo tal vez los haga comprender mi intención de contar todavía alguna sombra, alguna luz. no quiero domesticar a nadie más: todo lo contrario. que ellos penetren con su sabiduría en mis voces y se acerquen sin ser; sin pedir; sin darse cuenta pero conociendo desde el doblado ojo enrojecido, otro lenguaje otra profundidad que no marque lo seguro, ningún término, ninguna valentía. sólo estar donde estamos y posarnos como inteligencias diferentes en la sensación, pretándonos dolor; angustia, alguna llama estable.
y ahora dime... gime al oído fue una ciudad con puerto. los nombres de sus barcos profundos anclaron alguna vez aquí. nombres raros con esmaltes muy fuertes y encendidos. estábamos rodeados de horizonte y de agua. porque los puertos permiten olvidar y recibir olvidar y volver. fue una ciudad con puerto donde ya no se ha ido ni ha vuelto nadie más una niebla permanente cubre la tela de fondo todavía azul y humedecida del invierno y el descolorido ondear de las banderas agujereadas por la sombra. si bien antes fue un limite cuando salías a mirarlo y correr ahora es sólo la apariencia de un límite el sonido de las sirenas muertas que ya no suenan a través de ti ni se confunden ni te llaman. pero en dónde está el puerto? ¿y los barcos? ¿y el faro? ¿y los hombros de los marineros convidándote a otros puertos oscuros? Reina Maria Rodríguez
Se puede utilizar sitios como ese de tranquilos, para pensar en vez de para crujir las cicatrices. Habría q buscar lo positivo, no crees? Bonita imagen!
Estas letras se sienten nostálgicas, sin embargo la virtud del vigía es tener la fortuna de poder contemplar los panoramas completos (además de vivir en los faros que conduce a los marinos.
Soy la dama de la bruma dejé atrás fríos y nieblas llegué a tierras lejanas inhospitas, ahora habito en el faro el faro del fin del mundo alumbrando el camino el regreso a casa.
Los faros tienen para mì una atracciòn especial; cada vez que voy a una playa me fijo si hay uno para que, en mi fantasìa, me muestre el camino. Abrazos.
Una foto preciosa, me encanta el ángulo, la perspectiva y ese tono sepia que la rescata del pasado. Adoro los faros, quiero adoptar uno. Saludos!!!!!!!!!!!!!!!!
Aprender es un duro oficio del que jamás podemos escapar, pasamos la vida aprendiendo...y con nuestros aprendizajes podremos brindar luz a aquellos que no ecuentran el camino a casa. Besos
Consuélate amigo. Vives solo si, pero has iluminado mi paisaje, los lugares que llevo en el corazón, esas playas inmensas, solitarias. El sol nace y se pone y tu y yo seguimos allí, de pie, mirando el mar. Nada hay que entender.
47 comentarios :
Trafalgar?
Precioso! Desde niña me he sentido atraida por los faros...
Mil Besitos!
Esta chula la foto. Muy bonito mujer. Besos guapa
Princesa: yo tampoco entiendo. Las cicatrices son las que me recuerdan.
Te beso con el mar de mi tierra.
Los faros son los testigos más sabios de lo que ocurre a su alrededor...Son novelescos...
Precioso
Hoy he visto una película de faros y hoy me regalas otro en tu blog...
Que grata casualidad!!!
Besos de farero, linda.
:o> Rossy Crespo :o>
Ellos se quedan quietos iluminando el horizonte, quizá esperando que su amor perdido retorne a casa.
Un gran abrazo Bohemia.
Ah... qué rico, otro faro! El que pasa y el pasado iluminado!
...Y sin entender nada ahí sigue dispuesto a alumbrar y traer a buen puerto a los hombres de mar.
Besos muchos
Una de las imágenes mas idealizadas:el faro...
Cariños
Testigos del infinito
a ratos desfigurado.
Dueños de la brisa
que les pinta de sal.
Sueñan con el día
en que una luz,
igual de potente,
se pose en sus focos
en señal de respuesta...
Saludos!
" pasa el tiempo, me cruje a cicatrices..."
Estuve el verano pasado, yo creo que de tanto entender la belleza que le rodea cree no entender. Nunca mis retinas nadaron por tan bellos atardeceres, los guardo como calmas increíblemente importantes (y las tortillitas de camarones también jejeje).
Por ciertoooo, tú si que me encantas!!! es magia en mi tiempo pasar por este tu rincón. Muaksssssssssss
Qué bella imagen! Y disfrutar de ser aprendiz es una excelente decisión...
Saludos!
Uno de los problemas es que pretendemos entenderlo todo quedandonos de expectadores y no nos arriesgamos a vivir nada...
¡Gracias por este regalo!
Besote
Hannah
yo conocí a cierto hombre, un hombre extraño.
cuidaba cada día y cada noche la luz de su faro
un faro en la medianía que no indicaba mucho,
un faro pequeño para embarcaciones de poco nivel
y pueblos oscuros de pescadores. allí, en su isla,
él intercambiaba con su faro las sensaciones
esperando cada día cada noche, esa otra luz
que no vigila la persecución de algún objeto,
esa otra luz que no ilumina nada,
otra luz reflexiva, que cruza hacia adentro,
la distancia entre el puerto seguro del sitio
y el ojo que mira volver, por encima y transparente,
la ilusión provisional que se eterniza:
esa curva del ser tendido junto al faro
sin precaución ni límite, para ser o tener
lo que imperfectamente somos. nada más,
que soñar lo que sueñe y estar donde está
sobre las quietas aguas y apagarlo todo en el cuadro
de un día y ser nuevo otra vez hacia la madrugada
junto al faro pequeño y perdido de Aspinwoll
sin siquiera imaginar que existe algún deseo
fuera de desear la breve luz que cae, anocheciendo,
sobre las quietas aguas y los sonidos muertos ya
de aquellas olas, que en otro tiempo, fueron su pasión:
su dolor; de gozar y sufrir; un refugio sincero.
como el guardafaros de Aspinwoll, sólo en su faro,
yo me quedé dormida, a pesar de la intensa luz que cae
y sobresale por encima del tiempo, a pesar de la lluvia
golpeando el espejo de los peces blancos,
a pesar de aquella luz espiritual que era su alma,
yo me quedé dormida entre el puerto y la luz,
sin comprender: quería, sólo quería un tiempo más
para volver aprendiendo, no sobre la resaca de la conmiseración
donde atan su mástil los desesperados;
no la fortuna auténtica de vivir sin saber; sin darse cuenta;
no la luz provisional que se eterniza y finge lo que seremos
o el miedo de poseer la realidad opaca, intrascendente.
yo quería la vida sólo por el placer de morir; sobre las quietas aguas
junto a los peces blancos y estaba impaciente
porque sucediera todavía: la reedición de mi inconsciente
para que alguien hallara allí lo no tocado, la otra voz,
no de este ser intermediario, un cuerpo para medír las grietas
bajas, un cuerpo para la violación de un yo impracticable:
yo me quedé dormida, inconsecuente, en la imaginación
de ese ser otro en la distancia, suficientemente avanzada
para tener iluminación propia en Aspinwoll, pero fracasada
también, oscurecida, como el guardafaros sobre las quietas aguas
de lo que imperfectamente somos, en la medianía
de un faro que no indicaba mucho, a través de la lluvia cálida
y real de lo imposible.
soy Fela. no te conozco. este cuerpo con que vendré no es mío.
la aparición será otra cosa: como despeñarse, una avería,
un silencio.
y si pierdo? o si gano? o si atravieso el foso vertical?
me acerco a los animales como únicos sobrevivientes
maravillados con el ocio de la luz
y estos pastos vacíos que atravieso con horror
y llamándolos. me acerco. adónde van, adónde van todos?
buscando dónde asir lo que hubo de cierto
y sin espejismos del desastre de ser como únicos sobrevivientes
los plumajes, los picos, las apariciones constantes
del faro en su vértigo tal vez los haga comprender mi intención
de contar todavía alguna sombra, alguna luz.
no quiero domesticar a nadie más: todo lo contrario.
que ellos penetren con su sabiduría en mis voces
y se acerquen sin ser; sin pedir; sin darse cuenta
pero conociendo desde el doblado ojo enrojecido, otro lenguaje
otra profundidad que no marque lo seguro, ningún término,
ninguna valentía. sólo estar donde estamos y posarnos
como inteligencias diferentes en la sensación, pretándonos
dolor; angustia, alguna llama estable.
y ahora dime... gime al oído
fue una ciudad con puerto.
los nombres de sus barcos profundos
anclaron alguna vez aquí.
nombres raros con esmaltes muy fuertes
y encendidos.
estábamos rodeados de horizonte y de agua.
porque los puertos permiten olvidar y recibir
olvidar y volver.
fue una ciudad con puerto
donde ya no se ha ido ni ha vuelto nadie más
una niebla permanente cubre la tela de fondo
todavía azul y humedecida del invierno
y el descolorido ondear de las banderas
agujereadas por la sombra.
si bien antes fue un limite
cuando salías a mirarlo y correr
ahora es sólo la apariencia de un límite
el sonido de las sirenas muertas
que ya no suenan a través de ti
ni se confunden ni te llaman.
pero en dónde está el puerto?
¿y los barcos?
¿y el faro?
¿y los hombros de los marineros convidándote
a otros puertos oscuros?
Reina Maria Rodríguez
cuanta nostalgia, es ver un faro a lo lejos, anunciandote que la tierra esta cerca.
un beso
faro soy faro fui.
Ta muy bueno.
Buena vida para vos.
Siempre firme e iluminando. Saludos.
lo entenderá en algún momento, al menos yo tengo esa esperanza
La foto manda mucha fuerza y los versos me calan el alma. Como siempre perfectamente coordinados.
Un saludo.
el faro pretende iluminar la ruta.......
CUAL RUTA???
te dejo la inquietud.....
saludos,
Sandalias
Es muy duro ese momento en el que nos estancamos en cosas que no llevan a nada...
Un brindis porque lo unico que es permanente, es el cambio
cuando la razón asoma
el sol se crece.
Besitos
Hola Bohemia:
Oh, el Faro. La luz enmedio de la noche. El arrullar del mar...
Se puede utilizar sitios como ese de tranquilos, para pensar en vez de para crujir las cicatrices. Habría q buscar lo positivo, no crees?
Bonita imagen!
besos
Estas letras se sienten nostálgicas, sin embargo la virtud del vigía es tener la fortuna de poder contemplar los panoramas completos (además de vivir en los faros que conduce a los marinos.
Un gran abrazo Bohemia y un besito :)
que pena cuando solo puedes mirar de lejos
besitos
sigo leyendo....
Los faros....tienen magia...
Mil bikos ;=)
Soy la dama de la bruma
dejé atrás fríos y nieblas
llegué a tierras lejanas
inhospitas,
ahora habito en el faro
el faro del fin del mundo
alumbrando el camino
el regreso a casa.
Saludos
Me temo que no sólo es el faro el que no entiende, las personas tampoco entendemos mucho.
Un abrazo
yo he aprendido (y eso que no soy faro) que cada día se menos y quiero aprender más...besos bonita, su
El único problema de los faros es que solo iluminan el pasado.
Estaría bien hacer uno que nos iluminase el camino a seguir.
muchos besos, bohemia
Uno a veces sueña no sé si con ser farero o, más bien, faro.
Besos luminosos.
Me encantan los faros ...
Como la vida...
Un besín
Y si deja el faro y baja a sumergerse al mar? Seguirá sin entender nada pero estará más vivo.
Besos.
Los faros tienen para mì una atracciòn especial; cada vez que voy a una playa me fijo si hay uno para que, en mi fantasìa, me muestre el camino. Abrazos.
Es el guía para que los viajeros lleguen a casa. ¿Qué harían sin él?. Tan importante como los utensilios que utilizan para faenar.
Precioso.
Besitos
Una foto preciosa, me encanta el ángulo, la perspectiva y ese tono sepia que la rescata del pasado.
Adoro los faros, quiero adoptar uno.
Saludos!!!!!!!!!!!!!!!!
Que bonita foto, el texto mejor incluso. Gracias.
Besos.
Aprender es un duro oficio del que jamás podemos escapar, pasamos la vida aprendiendo...y con nuestros aprendizajes podremos brindar luz a aquellos que no ecuentran el camino a casa.
Besos
Cierto que la foto es muy bella, y no puede casar con mejores palabras que las de Salinas...
Un beso.
cuantas veces despierto queriendo sentir un faro q me de luz y me guie... de momento navego esperando que eso llegue,,,, besos cercanos
Bellísima fotografía, ¿no es el mismo faro que ya nos obsequiaras desde otro punto de vista un día?
Bellísima elección la del sepia,
Admiro la claridad del vigía, pudo percibir que nada entendía...para envidiar.
Consuélate amigo. Vives solo si, pero has iluminado mi paisaje, los lugares que llevo en el corazón, esas playas inmensas, solitarias. El sol nace y se pone y tu y yo seguimos allí, de pie, mirando el mar. Nada hay que entender.
yo q vivo cerca del mar,.. siento un magnetismo por los faros.. de hecho me encantó el de A coruña.. besos
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